domingo, 18 de septiembre de 2011

libro

Anoche volví a leer Abzurdah, el libro que pareciera que escribo yo en algunas partes, es como leer mi diario, esa necesidad de ser aceptada, querida o necesitada, esa forma de intentar llamar la atención de las personas, el odio hacia el reemplazo y la NO necesidad de mi.
Esa sensación de sentir que tu jeans se afirma en los huesos de la cadera, es una forma de autoexploración nueva, mucho más placentera y ligada a la intima conciencia, esa que solo compartimos con nosotras mismas, es increíble que alguien que jamás conocerás, viva en parte el mismo proceso que tu, que su vida se vea marcada por el desecho, abandono y lejanía o traición, es increíble como no puedo leer ese libro, sin sentir que en parte es autobiográfico, es cómico el sentir que alguien entra en tu cerebro y es capaz de escribir lo que tú piensas, es extraño totalmente, pero es así como me siento, cuando doy vuelta las paginas es como si supiera que esas amigas eran las mías, que ese chico que le gusto era Jaime o Esteban, y más tarde no sería Alejandro el que la desarmaría sino que Facundo, y que piense incluso que el ser anoréxica no se basa en tips, simplemente lo eres, simplemente lo haces y dejas de buscar cómo hacerlo, no lo intentas, solo lo haces.
A muchas personas con las que hablo por la red si le doy mis tips, mis comportamientos, las cosas que uso, pastillas, como le hago, que le pongo o esas cosas, pero seriamente hablando, no comparto el que esas tantas niñas vean que la anorexia es solo una dieta un poco más extrema, que un trastorno de alimentación es algo ligerito, ya que solo cuando cumpla mi meta lo dejare, uno no lo puede dejar, siempre vuelta, se transforma en tu sombra, cuando sientes que fallas es donde ella entra nuevamente en tu vida, y ya no eres tú y tu sombra, es tu sombra y tu, al resto pareciera no importarle o no se dan cuenta, o simplemente es mucho más fácil cerrar los ojos y no hacerle frente a un problema, mi familia está plagada de depresivos y yo no soy la excepción, y también esa competencia muy bien disimulada por quien tenía la hija con más puntos, la más perfecta, la más feliz, la más delgada, la más alta, la más bonita y así era siempre, nosotras como las únicas tres primas, no llevamos bien, pero solo queríamos llevarnos bien, ¿Qué paso? Terminamos odiándonos unas a otras, con el paso de los años mantenemos una fría relación de querernos solo cuando nos vemos que es nunca, una es drogadicta, la otra tiene lapsus de lesbianismo con un dejo de alcoholismo y yo, yo tengo todo eso y más, tengo un desorden alimenticio, cuento cada una de las calorías que me cuerpo traga, bebo más de lo que mi cuerpo soporta, fumo yerba como cigarrillos, tengo enfermedades por miles.

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